Berri Txarrak. Payola
Sin pretenderlo son ejemplo a seguir, su coherencia musical no deja lugar a dudas y su apuesta por el rock real, con todo lo que ello implica, vuelve a tener en 'Payola' uno de sus pilares más sólidos. Aitor, Gorka y
David regresan con una nueva lección basada, simplemente, en canciones.
Tras repasar el disco, y sobre todo tras la escucha de algunos ‘riffs’ de guitarra, ¿cuántos discos de Black Sabbath habéis escuchado durante la composición de ‘Payola’?
Gorka: Quizá es el disco en el que han florecido las influencias más añejas. No es algo buscado pero sí que es verdad que hay riffs muy Black Sabbath y
zeppelinianos; aunque, por otra parte, también están las canciones más rápidas, ya que siempre hemos tenido un toque punk, que en este caso es más ochentero, tipo
Black Flag; el sonido es más cerdo en general. Sí que hemos comentado que, aunque el disco suena a Berri Txarrak mil por mil, las influencias, a primera vista saltan, son de los ochenta hacia atrás.
Y, ¿a qué se debe ese mirar hacia atrás en lugar de hacia grupos más contemporáneos?
Aitor: Somos un grupo bastante contemporáneo en cuanto a lo que hacemos, pero al mismo tiempo escuchamos grupos de ahora y de antes. Eso sí, a la hora de hacer canciones nunca nos hemos planteado si suena actual o pasado. Creo que en todos los discos hay algo de grupos pasados, lo que sucede es que en Payola las referencias igual son más claras y más setenteras. Pero, sobre todo, suena a Berri.
Precisamente, en este compacto casi habéis llevado lo del sonido sucio al extremo.Gorka: La verdad es que, en lo que respecta al sonido, no es un disco cómodo de escuchar. La gente está más acostumbrada, sobre todo en las radios, a oír grupos más súper producidos, más pulidos... todo más limpito. Pero nosotros creemos que el rock también tiene que tener un punto sucio, con ese toque repentino... Al final, somos un trío tocando rock y, por lo tanto, cualquier tipo de artificio creo que va en contra de lo que hace la banda. Sí que se podía haber pulido sin que sonara muy producido, pero en este aspecto tiene mucha culpa
Steve Albini y la forma de grabar que hemos elegido: con un mesa de sólo 16 pistas, en analógico...
Aitor: Es raro que en 2009 un grupo grabe en analógico pero siempre hemos sido seguidores de este tipo de discos, a pesar de no haberlo probado nunca. De hecho, ésta ha sido una de las experiencias claves de este álbum junto con el hecho de que grabamos todos a la vez.
David: Tocamos como si fuera un directo y, cuanto más lo escucho, cada estoy más convencido de que es un ensayo bien grabado; la banda en toda su esencia, una fotografía fiel del grupo.
Aitor: Lo grabamos y mezclamos en ocho días. El no utilizar toda la tecnología de la que hoy en día puedes disponer para grabar se nota; algunos dirán que para mal, porque no suena producido; pero para nosotros, es para bien, ya que se puede escuchar todo: los ruidos, el ambiente, los fallos... Y, además, las canciones fueron preparadas para ser grabadas así.
¿Este es el disco más ‘cuadrado’ que puede hacer Berri Txarrak en lo que a mezcla de ‘caña’ y melodía se refiere ?
Gorka: El disco se grabó en abril y es ahora cuando la gente empieza a escucharlo; por lo tanto, no sé si tenemos la perspectiva necesaria... Todavía no hemos sacado conclusiones a ese nivel, pero sí esta claro que el grupo tiene un espíritu y una forma de hacer que es fácilmente identificable, algo que también sucede en este álbum. Nuestra unidad básica es la canción, eso también lo tenemos muy claro; somos una banda que intenta hacer canciones buenas, algunas veces lo consigue y otras, no tanto. Somos un grupo con rabia, con mala hostia, rock al fin y al cabo; pero, a la vez, nos gusta mucho la melodía y la voz.
Aitor: Quizá porque yo lo veo desde dentro, pero no creo que éste sea un disco muy diferente al anterior. Sí es verdad que la forma de grabación ha supuesto un salto grande, ahí radica la mayor diferencia. Si grabáramos estas canciones de la misma manera que en el anterior álbum (Jaio. Musika. Hil) seguro que cambiaba la sonoridad; pero, en cuanto a temas, es Berri Txarrak en 2009.
Gorka: De todas maneras, sí hay canciones que igual despistarían un poco en el Jaio, las más sabbathianas, con riffs muy pesados.
Berri Txarrak nunca se ha sumado al carro de ninguna moda, en todo caso las habrá creado, pero sí es verdad que, actualmente, si no mezclas y masterizas en Estados Unidos o Inglaterra, parece como si el resultado final no pudiera ser un buen disco de rock...
Aitor: Siempre hemos tenido claro que el mismo disco lo podíamos haber grabado de la misma forma aquí. Pero, por otra parte, cuando en 2005 hicimos el movimiento de irnos a mezclar a Kansas, tampoco había una cantidad enorme de grupos que hiciera eso. Y, de hecho, nos suponía nía un riesgo mayor que el haber realizado todo el proceso aquí. Nos fuimos a un país diferente, con un tío que no hablaba nuestro idioma... Y, en este disco, todavía supuso mayor riesgo, ya que todo el proceso lo hacíamos en Chicago, con Steve Albini, en analógico y en directo, mientras que en el anterior sólo fue la mezcla. Pero, si algo nos caracteriza, es precisamente tomar este tipo de riesgos y apostar por nuevas experiencias; creo que es algo fundamental para Berri.
Gorka: No grabas fuera por demostrar que allí se hace mejor, no es una aldeanada. Lo más atractivo de que te grabe alguien de fuera es que no conoce tu escena y, por lo tanto, no cae en ciertos vicios que, por otra parte, también los puede tener Albini. Y, como experiencia de cara al grupo, te aporta mucho más grabar en Chicago que en Andoain.
David: Además, como banda y como músico no siempre tienes la oportunidad trabajar, y aprender, con alguien como Steve Albini.
Gorka: Al fin y al cabo es un histórico, y eso te hace ilusión, que también es necesaria. De todas maneras hubo bastante debate sobre con quién íbamos a grabar, incluso antes de fichar por Roadrunner. Teníamos dos opciones, grabar con Albini o hacerlo tranquilamente aquí, en nuestro entorno. Al final optamos por el riesgo y la experiencia como grupo.
Con Berri Txarrak, ¿estamos ante el grupo que definitivamente ha roto la barrera del idioma en Euskal Herria?
Gorka: Poco a poco, sin planteárnoslo, estamos haciendo un camino que en los comienzos igual era impensable. Lo que algunos pensaban al principio, que por cantar en una lengua minoritaria nos poníamos barreras, a base de trabajo y canciones, que es lo que importa, hemos demostrado que la música es algo más amplio y universal que un idioma. Probablemente tengamos que hacer el triple de esfuerzo que cualquier otro grupo, pero poco a poco estamos haciendo nuestro camino y estamos muy orgullosos de ello.
Aitor: Curiosamente, en casa es donde más veces nos preguntan cómo conseguimos tocar fuera; sin embargo, cuando vas fuera, nadie te pregunta por qué cantas en euskera, toques en Alemania, en Tokio o en Nicaragua... La gente no se extraña porque cantes en euskera, es aquí donde más preguntas recibimos en este sentido.
¿Vuestra música necesita pensar que hay una o alguna revolución para seguir adelante?
Aitor: No, pero sí creo que cuando no tengamos nada que decir, ese día se acabará el grupo. Hay bandas que asocian el rock a la diversión, y lo hacen perfectamente y lo viven al 100%. Pero, para nosotros, el rock, para ser completo tiene que tener las dos partes: la musical y algo que decir.
Para la próxima gira, ¿cómo habéis solucionado el sempiterno problema de elaborar el nuevo repertorio?
Aitor: Es algo que sucede con cada disco. Hay conciertos en los que sólo puedes tocar 50 minutos y tienes seis discos donde elegir. Sí es verdad que los dos primeros los tenemos un poco apartados, pero siempre cuesta; en cada gira intentamos meter versiones o temas cambiados de tal manera que el que te vaya a ver no escuche sólo el nuevo disco.
Gorka: La gira de Jaio se hizo muy larga, mental y físicamente. Con este nuevo disco, con nuevo bajista, queremos darle la vuelta, afrontarlo de otra manera e igual nos centramos más en Payola; pero seguro que recuperaremos temas de Ikasten o Eskuak que no tocábamos.
Las letras
¿El rock es folklore?
Gorka: El rock en euskera es folklore para muchos. Esta canción (Folklore) habla un poco de eso... No tengo nada contra el folk, pero, en muchas ocasiones, se da el caso de que está el abanico de actividades y estilos musicales y, al margen, dejan el txoko para el euskera. El problema es que nadie analiza la diversidad que puede haber en ese txoko... Refleja el intento de algunos por hacer ver que el euskera es algo minoritario y reducido al folklore.
¿Se puede morder sin dientes?Gorka: Hay un momento en esta canción que digo: “Nos habéis arrancado los dientes pero hemos aprendido a morder de otra forma”. Ahí está el tema de que hemos sufrido censura o ninguneo... Es una manera de decir que me puedes callar a mí pero a mis canciones no; se trata de tener consideración con el trabajo que está haciendo no sólo nuestro grupo sino un montón de bandas, el rock en general. En los medios se quiere callar al rock con seso, con mensaje o, simplemente, al que lanza preguntas.
Se hace duro oír en boca de un grupo como Berri Txarrak que “ninguna de sus palabras mejorará el silencio” (‘Gure dekadentziaren onenean’).
Gorka: Este tema, Lo mejor de nuestra decadencia, hace referencia a que los últimos años han sido bastante chungos y oscuros, política y socialmente hablando. Digamos que es un canto desesperado. Ojalá estas letras pierdan vigencia echando leches, esa sería una buena señal...
En cuanto a las letras, la verdad es que Payola es un disco bastante duro, y, concretamente en este tema, arremetemos contra todo y contra todos. Hay mucha autocrítica, empezando por nuestra propia forma de actuar, pero también es un golpe a todos los políticos, a todos, para que se pongan a trabajar de una puta vez y se dejen de chorradas.
En medio de este pesimismo generalizado, ¿se puede cambiar algo con seis cuerdas y algunas palabras?
Gorka: Nosotros creemos que el rock igual no puede cambiar el mundo, pero sí el mundo de alguien. Por lo menos sí pensamos que el rock debe morder un poco. Ahora hay un gran amuermamiento general y la música que se oye masivamente, y con la que se nos bombardea, no hace nada por cambiar eso. Y yo creo que el rock tiene que agitar y hacer pensar o reflexionar; defendemos ese tipo de música. El tirón que tiene Berri Txarrak te da qué pensar, en el sentido de que debemos aprovechar este altavos que tenemos para cambiar algunas cosas, con la controversia que significa saber de antemano que probablemente no llegues a cambiar nada. Pero por lo menos sirve para demostrar que nos damos cuenta de lo que está pasando.
‘
Hasi eta bukatu’, ¿es una canción de amor o habéis convertido una canción de sexo en una de amor?
David: Musicalmente hablando, en esta canción practico sexo.
Gorka: A veces me ha pasado, que escribes de una forma y luego la gente lo interpreta de otra. Ésta es una canción de amor, lo que sucede es que cuando escribo temas de amor acaban siendo de desamor... Pero también hay sexo, sí.
¿Por qué dices “kontuz, Lau Teilatu” en el tema ‘Achtung’?Gorka: Con Nahi ta nahiez hicimos una versión de Lau Teilatu de la cual nos arrepentimos bastante. Achtung es otra de las canciones en la que arremetemos contra todo el mundo. La frase “Lau Teilatu, kontuz” ahonda en la misma línea de denunciar el petardeo que se da en varios medios musicales; hay que tener cuidado con los legados musicales. Pero yo sólo digo kontuz, luego que cada uno haga lo que quiera.
Una de las temáticas que más se repite en este disco es la crítica hacia la farándula del rock, hacia el famoseo que rodea la música.
Gorka: Creemos que la música se desprestigia 24 horas al día desde los medios, se ha banalizado mucho desde todos estos programas que buscan el éxito repentino hasta, en cuestiones de calidad, con los politonos. Cada vez parece que tiene menos valor la música, mientras que nosotros defendemos el punto artístico que tiene este trabajo.
Aitor: Hace ocho años, en el Eskuak/Ukabilak, ya incluimos una canción, SMT (Shit Music Tabern), que era la manera que teníamos Gorka y yo para denominar la mierda de música que se escuchaba en los bares. Y de eso hace ocho años. Desgraciadamente esta situación ha tenido una evolución a peor en la que, si hay antes lo que sucedía es que no había un filtro de calidad, ahora se ha sumado el famoseo. Ha llegado un momento en que esto se ha establecido como algo normal en los medios de comunicación y nosotros, como músicos y como personas, teníamos que denunciarlo, sí o sí. El problema es que da pánico pensar el trecho que le queda por evolucionar.
Otra de las cuestiones que se repiten, ya no tanto en ‘Payola’ sino en toda la discografía de Berri Txarrak, es el descontento con vuestra generación y aledañas.
Gorka: A veces me da la sensación, hablando con mis padres o con mi abuela, que su generación tuvo algo por lo que pelear; mi abuela luchaba por comer y mis padres contra una dictadura. Creo que fueron unas generaciones con fundamento, las veo ahora y digo: ¡Ole vuestros huevos! Eso me lleva a preguntarme qué estamos aportando nosotros. Supongo que, en el futuro, algunos dirán que algo sí hemos hecho, pero a mí me da la sensación de que vivimos en un vacío de puta madre, sin objetivos. Nos encontramos en una época rara en la que parece que no falta nada pero falta ambición, algo en lo que creer; y así acabamos todos los fines de semana como acabamos... Es un tema triste que habla de la frustración generacional.
David: Más que un rollo negativo yo creo que es una posición realista. Las letras de este disco no son negativas, son realistas; ese es el problema.
Aitor: Desde la maqueta siempre nos hemos caracterizado por hacer este tipo de letras, siempre hemos necesitado protestar para exorcizar nuestros demonios.
Gorka: Podíamos responder con el tópico de que hay luz al final del túnel, pero, ¿por qué tenemos que ser optimistas si no lo sentimos así? La esperanza es algo sobrevalorado, si hay, bien, pero si no hay, no hay.
La última canción del álbum cuenta con una letra muy Doctor Deseo, muy del mito del equilibrismo en el mundo del rock, de los falsos dioses que están encima del escenario.
Gorka: Esta canción refleja dos historias. Una, el momento justo después de tocar, la soledad del músico cuando la gente te aplaude y tú te sientes tan solo al dejar el escenario. Es un vacío físico, mental y emocional, ya que pasas del todo a la nada. Y, por otro lado, a veces tendemos a endiosar a los músicos; algo que, por un lado, puedo entender como seguidor de grupos y porque hay canciones que te salvan la vida, pero nosotros reivindicamos que los músicos son personas normales con un trabajo. Yo, por ejemplo, alucino cuando me cambian una tubería en casa. Cada uno tiene sus habilidades, por ser músico no eres ni más ni menos que nadie.
David, el nuevo
Gorka: El rubio se fue en agosto del año pasado, en septiembre estuvimos ensayando como dúo y en ese tiempo fue cuando compusimos las canciones. Eso sí, cuando entró David, en noviembre, las canciones pillaron otra dimensión. Es muy fácil trabajar con él, lo hace todo sencillo y tiene mucho nivel. Un trío, a estas alturas, no es moco de pavo; cada nota es muy importante y lo que prima es el arreglo. Es decir, el hecho de ser trío nos ha obligado a, con los mínimos elementos, hacer sentir lo máximo posible...
David: Yo llevo mucho tiempo tocando, pero la oportunidad que me dieron no se presenta muy a menudo porque no siempre tienes la posibilidad de currar con una banda tan sólida y con una trayectoria como la de Berri. Pero, sobre todo, es un grupo que te ofrece estabilidad, tanto artística como laboral; algo que, en este mundo, es súper importante de cara a estar centrado y poder dar el 100%. Una gozada vamos.
Por otra parte, en lo que respecta al trabajo de este disco, yo entré en una banda con dos músicos que se compaginan muy bien, con canciones ya hechas y, para mí, ha sido muy fácil encontrar mi hueco y mover mis fichas. En Berri, cada uno entiende muy bien su instrumento, su función y, sobre todo, hay canciones y se va al grano. Más que el hecho de tener mucho nivel o no, como dice Gorka, lo que sucede es que había buenas canciones, y cuando esto es así, tienes que cagarla mucho para hacerlo mal.
Palabras, historias y personajes
Roadrunner.
Las consecuencias y los resultados de editar con una discográfica internacional todavía están por ver. Mucha gente piensa que este tipo de saltos implica muchos cambios pero, realmente, los grandes cambios que se han dado en este disco se decidieron y se dieron antes de fichar por este sello.
Berri Txarrak.
Intentamos ser un grupo real, no hay mucho misterio. Tienes que ensayar, grabar y tocar lo mejor posible. Luego, si tienes repercusión y hay gente que se anima a seguirte, se cierra el círculo y es perfecto. En este sentido, pienso que estamos en una época y un periodo dulce; aunque tenemos nuestras contradicciones, nuestros más y nuestros menos, como todos los grupos. Y creo que la gente capta esto, que somos un grupo de verdad, ni mejor ni peor, simplemente una banda que toca, ensaya y graba discos.
John Merrick (El hombre elefante).A veces te sientes como un atractivo de feria por cantar en euskera. En la peli, hasta el final, nadie se da cuenta de que ese hombre tiene sentimientos. Vale, te llama la atención que esté en Taiwan cantando en euskera pero por qué no te interesas por lo que estoy diciendo.
Maravillas Lamberto.
Lo primero, aclarar que ya sé que Larraga no es la Ribera; incluí la frase “estrellas de la Ribera” porque así también hacíamos nuestro pequeño homenaje a pueblos como Sartaguda. Fue Gotzon Barandiaran quien me propuso hacer una canción de la historia de esta niña, que es dura pero ejerce como homenaje, no sólo a ella sino a ese bando de la Guerra Civil que tantas veces se le ha negado.
Payola.
Es un mejicanismo, una palabra en spanglish que define el delito tipificado como el pago, sin hacer referencia explícita, para que un locutor de una radio prime tus canciones por encima de otras. Es una crítica hacia las radios comerciales, esas que funcionan bajo la premisa del tanto pagas tanto sales.
Darwish.
Un poeta que murió el año pasado, que hablaba de Palestina pero estaba muy bien valorado por ambos bandos. Creo que hacen falta más de esos. Y más poesía.
Etxepare.
Era cura pero fue el que escribió el primer libro que se conoce en euskera. En la canción Folklore digo: “Estoy cantando en la lengua de un tío de hace cinco siglos, por eso igual te suena a folklore”.